sábado, 3 de diciembre de 2011

Canciones tristes (cantadas como si fueran alegres) 3 *

18

Habitación de Roberto. Roberto entra. Toma un autito que está apoyado sobre el piano. Lo desliza sobre el teclado. Ruido de teclas.

Roberto: Buscar en los recuerdos. Algo hay. La infancia es lo que no se habla.

Deja el autito sobre el piano. Camina por la habitación. Se sienta en la cama. Se saca los zapatos. Los lustra con la manga de la camisa. Abre una caja que está apoyada sobre la cama. Saca un par de zapatillas viejas. Se las pone. Guarda los zapatos en la caja.

Se agacha en el piso para ver debajo de la cama. Saca una vieja valija marrón. La sube a la cama. La abre. Guarda la caja de zapatos.

Abre el armario. Hay un traje negro colgado y cinco perchas vacías. Lo guarda en la valija con la percha puesta.

Abre el cajón de la mesa de luz. Lo saca. Lo da vuelta sobre la cama. Cae algo de tierra. Lo vuelve a colocar.

Camina por la habitación mirando para todos lados. Descuelga la foto de una anciana que está colgada en la pared. La besa. La pone en la valija.

Camina hacia el piano. Toma el cochecito. Lo guarda en la valija.

Camina por la habitación. Mira un crucifijo que está colgado en la pared, sobre la cabecera de la cama. Lo toca. Lo mueve. Lo saca. Queda la marca del crucifijo en la pared. Lo mira. Lo tira en el tacho de basura.

Mira su reloj. Camina hacia la cama. Cierra la valija. La levanta y la mueve insistentemente. Se escucha el ruido del autito y la caja de zapatos golpeándose contra las paredes de la valija. La abraza con fuerza. La apoya en el piso, junto a la cama.

Roberto: Golpes en la puerta. Y Emilio que entra. Está pálido.

Emilio: Me siguieron.

Roberto: ¿Quién?

Emilio: No sé quién... Un auto azul.

Roberto: ¿Estás seguro?

Emilio: Claro. Vine caminando de casa. Veintiocho cuadras son. Lo vi estacionado en la puerta cuando salí y ahora cuando llegué vi que pasaba.

Roberto: Dame un cigarrillo.

Emilio: No nos dejan fumar. Vos dijiste.

Roberto: ¡Dame!

Emilio: ¿Desde cuándo fumás vos?

Pausa. Roberto camina hacia la ventana. En su camino empuja con el pie la valija que asoma por debajo de la cama. Emilio mira para abajo.

Emilio: ¿Qué es eso? ¿Qué estabas haciendo?

Roberto: Nada.

Pausa.

Roberto: Esta ventana que no abre. Sotelo dice que es la humedad. ¿Y entonces? ¿Qué hago con eso?

Emilio: ¿Te ibas?

Roberto: ¿Qué decís?

Emilio: Te ibas. Ya hiciste la valija y te ibas.

Roberto: Pero no, che. ¿No viste la humedad que hay acá? Si no guardo la ropa en la valija se me pudre todo.

Emilio: Sí, la humedad.

Pausa. Roberto logra abrir la ventana y mira.

Roberto: Emilio...

Pausa.

Roberto: Emilio...

Emilio: ¿Qué hay?

Roberto: Ahí está.

Emilio: No me jodas.

Roberto: Ahí está. ¿Era un chevy azul?

Emilio: Sí.

Roberto: Ahí está. Mejor cierro. Despacio. Te dije que nos estábamos metiendo en un quilombo.

Emilio: Yo tengo la culpa ahora.

Roberto: Claro. ¿Quién hizo el contacto con los tipos?

Emilio: No hubieras venido.

Roberto: Así de simple, ¿no? Si me volviste loco: "guita fácil"... "Una marchita"... Y ahora...

Emilio: Roberto... Estás pálido.

Pausa.

Emilio: Estás pálido, pelotudo.

Pausa.

Roberto: ¿Qué hay? ¿Vos querés que te maten?

Emilio: Pará: quién te dijo que nos van a matar. Si somos dos boludos nosotros.

Roberto: Por eso. Somos pan comido, Emilio.

Emilio: Escucho pasos.

Roberto: Se acercan.

Emilio: Están golpeando la puerta.

Pausa.

Emilio: Roberto, están golpeando la puerta. Se acabó. Vinieron a buscarnos.

Roberto: Capaz que no quieren a los dos.

Pausa.

Emilio: ¿Cómo?

Roberto: Claro. Capaz que no quieren a los dos. Capaz que el que está marcado sos vos.

Emilio: ¿Por qué yo? ¿Y vos?

Roberto: Vos hiciste el contacto...

Emilio: Estamos juntos en esto.

Roberto: Capaz que ellos no lo saben, Emilio. Yo no estoy preparado para estas cosas.

Emilio: Por eso te querías ir, ¿no? Ya lo tenías pensado.

Roberto: Yo no me voy a ningún lado. ¿Adónde voy a ir yo?

Pausa.

Emilio: Están golpeando la puerta.

Roberto: ¡Son ellos! ¡Son ellos!

Voz de hombre: Señor Flores... Le recuerdo que no está permitido fumar...

Emilio: Dios mío...

Roberto: No se preocupe, Sotelo...

Emilio: Apagalo...

Roberto: No va a volver a pasar.

Roberto lo mira a Emilio.

Roberto: Nunca sé cómo se da cuenta... No entiendo. ¿Y vos qué hacés? ¿Por qué guardás todo? ¿Ya te vas?

Emilio: Me voy a la mierda.

Roberto: ¿Estás loco? ¿Y el auto azul?

Emilio: Me chupa un huevo el auto azul. Yo me voy a la mierda.

Roberto: Emilio... Perdoname: tuve miedo. Yo no soy para esto. ¡Yo soy un artista!

Emilio: ¿Y yo no?

Roberto: Cerrá esa puerta, Emilio.

Emilio: Soltame.

Roberto: No es lo mismo. Sabés que no es lo mismo.

Emilio: Basta.

Roberto: No te vayas, che. Tengo miedo de que te hagan algo.

Emilio: No: vos tenés miedo de que te deje solo.

Roberto: Lo que sea. Pero está claro que separados va ser peor. Somos más débiles. ¿Por qué no te quedás y tratamos de trabajar?

Emilio: Y si querés que me quede, ¿para qué te ibas? Ya habías visto el auto vos. Ya sabías de esto.

Pausa.

Roberto: Tratemos de no pensar en el auto. Capaz que es un error. Capaz que es casualidad.

Emilio: Capaz, sí.

Se escuchan los primeros cuatro compases de la introducción de una marcha.

Roberto: Oscuridad.

Oscuridad.

-Continuará-

* Canciones… obtuvo la Primera Mención en el Concurso de obras inéditas de Teatro 2008 del Fondo Nacional de las Artes. Y busca Director.

CT (CCSFA) 1

CT (CCSFA) 2

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