domingo, 27 de marzo de 2011

Dónde Caerse Muerto – 5 *

(Teatro político por entregas. O viceversa)

tumba de marx

Cementerio. Noche. Ricardo se disponía a tener una cena romántica con su novia junto a la tumba de sus padres. Pero el chico del delivery de pizzas, Enguels, le anunció que en ese momento, las masas se acercaban al lugar para iniciar un foco revolucionario. Ricardo se niega a abandonar la parcela de cementerio que le dejó su padre ya que es todo lo que tiene.

Claudia propone llamar a la policía, Ricardo confiesa que la policía lo persigue. Enguels va a buscar a su superior para resolver el entuerto. Regresa con un sujeto llamado Trosqui.

TROSQUI: Mucho gusto.

RICARDO: ¿Usted se llama Trosqui?

TROSQUI: Sí... ¿Por qué? ¿Nos conocemos?

RICARDO: No, pero esos nombres: Enguels, Trosqui... ¿Por qué no usan sus verdaderos nombres? Den la cara, cobardes.

TROSQUI: Yo me llamo Trosqui, señor. ¿Quiere ver mi documento? Roberto Trosqui soy... ¿Qué le pasa?

Claudia se ríe.

CLAUDIA: ¡Roberto! ¡Qué nombre gracioso!

Trosqui saca un documento y se lo muestra a Ricardo.

TROSQUI: ¿Ve?

RICARDO: No puedo creerlo... Se llama Trosqui en serio.

TROSQUI: Claro, no sea boludo.

RICARDO: Pero "Trosky". Sin la "t".

TROSQUI: No. Con "T". "T" de "Troski".

RICARDO: Sí, sí. Pero yo digo la otra. La otra "t".

TROSQUI: ¿Cuál otra?

RICARDO: La que ya no está.

Pausa.

TROSQUI: Pero si no está la "T" es "Roski". ¿Qué dice?

RICARDO: Yo no digo esa "T", digo otra "t" que va antes de la "s"...

TROSQUI: ¿Qué "s"?

RICARDO: La "s" de "Trotssssssski".

TROSQUI: Ah, esa "s".

RICARDO: Además lleva "i griega". Está mal escrito.

TROSQUI: ¿Usted me va a decir cómo se escribe mi apellido? La burguesía siempre cree que lo sabe todo, ¿verdad?

Pausa.

RICARDO: Está claro... Es un documento falso: ustedes están en la clandestinidad. Falsificaron sus documentos.

ENGUELS: ¿Qué dice, Señor? Eso es ilegal...

TROSQUI: ¿Por quién nos tomó?

RICARDO: Pero es que no puedo creer que justo ustedes se llamen Enguels y Trosqui. Convengamos en que es una enorme casualidad.

TROSQUI: ¿Qué hay? No entiendo.

ENGUELS: ¿Qué tiene de malo?

RICARDO: Nada. Me llama la atención que dos revolucionarios como ustedes se llamen justamente como León Trotsky y Federico Engels.

TROSQUI: Perdón, ¿como quienes?

ENGUELS: ¿Quiénes son esos?

RICARDO: ¿No saben quienes son?

TROSQUI: No.

ENGUELS: ¿Parientes?

RICARDO: ¿Y qué clases de izquierdistas son ustedes? ¿No leyeron nada? ¿No saben quienes fueron Enguels y Trotsky?

TROSQUI: No. ¿Había que saberlo?

ENGUELS: Eso. ¿Había?

TROSQUI: ¿El señor va a tomarnos lección?

RICARDO: ¿Y Marx? ¿Saben quién fue Marx?

TROSQUI: Marx es el viejo que lleva el libro de actas.

ENGUELS: Uno gordo.

TROSQUI: Medio pelado.

ENGUELS: Chueco.

TROSQUI: Pero buen tipo...

RICARDO: Carlos Marx... ¡Carlos Marx digo yo!

TROSQUI: No... Pedro... Se llama Pedro... Pedro Marx.

ENGUELS: Sí... ¿También quiere verle el documento?

RICARDO: Nunca leyeron a Carlos Marx.

Troski mira a Enguels.

TROSQUI: Yo no, ¿y vos?

ENGUELS: La verdad... No.

RICARDO: ¿Ustedes no son marxistas acaso?

TROSQUI: Sí, señor.

ENGUELS: Claro.

TROSQUI: Por supuesto.

RICARDO: Pero no saben quién fue Carlos Marx...

TROSQUI: Pero este tipo es un hincha pelotas...

ENGUELS: Basta, Ricardo... No sabemos de qué nos habla.

RICARDO: ¿Y por qué carajo se dicen marxistas entonces?

Trosqui y Enguels se miran. Trosqui mira a Ricardo.

TROSQUI: ¿Nos permite?

Trosqui toma a Enguels de un brazo y se lo lleva aparte.

TROSQUI: Este tipo no me gusta nada. Es peligroso...

ENGUELS: Hace demasiadas preguntas.

TROSQUI: Y buenas.

ENGUELS: Muy buenas, sí.

TROSQUI: Debemos andar con cuidado. Tiene conocimientos.

ENGUELS: El propietario de los medios materiales de producción es también el dueño de los medios de producción ideológica...

TROSQUI: Sí. Pedro Marx tenía razón.

ENGUELS: ¿Y por qué no hablamos con él? Pedro es el más sabio.

TROSQUI: Está muy cansado. No creo que quiera venir.

ENGUELS: Este tipo me asusta.

TROSQUI: Ya sé. Llevémoslo a él para allá.

ENGUELS: No va a querer. No quiere colaborar en nada.

TROSQUI: Tiene que haber una manera de convencerlo.

Enguels y Trosqui se quedan en silencio. Enguels baja la cabeza y mira la pistola que tiene Trosqui en el cinturón.

ENGUELS: ¿Y eso?

TROSQUI: ¿La pistola? Me la dieron hoy.

ENGUELS: ¡Troski! ¡Lo felicito!

TROSQUI: Gracias, hoy abracé la lucha armada.

ENGUELS: Qué suerte tiene usted. Yo, por el momento, sólo pasé a la clandestinidad.

TROSQUI: Tenga paciencia. A cada quien según sus necesidades...

ENGUELS: Etcétera.

TROSQUI: Usted lo dijo, compañero Enguels: etcétera.

Se miran en silencio.

TROSQUI: Ya sé. Lo apunto con la pistola y lo obligo a ir a ver a Pedro Marx.

ENGUELS: ¿Le parece?

TROSQUI: Claro. ¿Qué puede pasar? Nada.

ENGUELS: Vamos entonces...

Enguels y Trosqui se acercan a Ricardo.

ENGUELS: Señor Ricardo, en una reunión secreta hemos decidido...

Ricardo lo interrumpe.

RICARDO: Ya escuché todo. Y olvídelo. No pienso moverme de acá.

Trosqui hace un disparo al aire. Un murciélago cae al piso. Claudia corre a recogerlo.

CLAUDIA: ¿Qué le hizo? ¿Qué pasó?

TROSQUI: Espero que el señor Ricardo entienda qué puede pasar si se niega a colaborar con nosotros.

CLAUDIA: Mi amor, por favor, hacé lo que te digan. Sino van a seguir lastimando a estos pajaritos.

Pausa.

ENGUELS: Vamos, señor Ricardo. Colabore y nadie saldrá lastimado.

RICARDO: Ya me las van a pagar.

Ricardo sale apuntado por Trosqui. Enguels y Claudia se quedan solos.

* Dónde caerse muerto está publicado en la antología “Autores en construcción I”, (Libros del Rojas, Editorial Nueva Generación).

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